RELIGIONES Y SECTAS EXTRAÑAS
Siempre que navego por Internet busco
páginas raras y/o curiosas (no pornográficas, mal pensados). Un buen día, me
topé con la página oficial de la iglesia Maradoniana. Sí, una iglesia donde el
dios es Maradona y la Biblia es su libro autobiográfico Yo soy el Diego de la gente. Entusiasmado con esta locura me di a
la tarea de consultar sobre sectas raras.
Logré descubrir que en
la antigua Grecia se adoraba a una diosa llamada Clítoris (hija de un guerrero
mirmirón. Zeus se enamoró de ella y como era tan pequeña tuvo que transformarse
en hormiga para hacerle el amor). De inmediato, y ante la sonoridad del nombre, decidí
hacerme seguidor de ella y a toda hora decía: “Oh, santa Clítoris, ven a mí”;
y, en una acción más arriesgada, mandé a estampar una camiseta negra con el
lema: Amo a Clítoris. Todo iba bien hasta que mi esposa, muy circunspecta, me dijo:
“Me imagino que del clítoris que hablas es el mío”. Al responderle que no se
armó un bololó terrible que por poco me cuesta el matrimonio. Debido a esto abandoné la idea de hacerme seguidor del gallito y ahora
estoy en aras de encontrar otra fuente de iluminación.
Y es que yo soy un tipo que anda en
busca de la verdad, o mejor, de la inspiración que me ayude a crecer
espiritualmente ya que mucha gente me critica por mi pragmatismo. Confieso que
no me llaman la atención -nunca lo han hecho- las grandes religiones actuales,
sobre todo las monoteístas. El islamismo me parece muy violento, el catolicismo
muy aburrido y jamás de los jamases me vería como un Testigo de Jehová porque
no me entusiasma la idea de estar jodiéndole la vida a la gente los sábados a
las seis de la mañana.
Hace poco volví a
consultar en Internet y encontré varias sectas cuyos nombres me llamaron la
atención. Como no tenía mucho tiempo no pude consultar su doctrina, por eso hoy
voy a especular un poco sobre algunas de ellas a ver cómo me va. Ojalá acierte.
La primera secta que me llamó la atención fue
la “Asociación de los Caballeros del Loto de Oro”. Me imagino que la cosa tiene
que ver algo con lotería o con el Baloto. Me le apunto de una. También está la “Asociación Universal de
Fieles”. Creo que me vendría bien pertenecer a ella: ganaría puntos con mi
esposa. Aunque presumo que la secta es muy reducida, porque hombres fieles
“habemos” -perdón, corrijo- hombres fieles somos muy pocos; y mujeres, pues… El
“Babaísmo” me imagino que es una religión integrada por un montón de idiotas o
retardados mentales que a toda hora viven escurriendo babas. Por eso no me anima
de a mucho. En cambio, sí me seduce la idea de integrarme con las “Compañeras
del Introito”. A mí introito me suena muy parecido a coito, y si todas las
nenas de la secta se deciden a coitar conmigo, pues bienvenidas sean. No pasa
lo mismo con la “Comunidad de Brujas Ibéricas”, pues yo soy una persona muy
selectiva y no me gusta andar rodeado de bagres o de viejas feas.
La idea de
pertenecer a la secta del “Grupo Alfa” me parecía bacana, hasta que recordé que
tengo muy poco oído para la música. Pero confieso que sí me entusiasma mucho pertenecer
a la “Iglesia de Pan”. Ya me imagino yo dando buena cuenta de un buen pancito
francés con chocolatico caliente y queso. O de un suculento croissant con Pony
Malta. Inscribirme en la “Iglesia Negra”
no me llama mucho la atención, no porque sea racista, no, lo que pasa es que mi
vista últimamente no está funcionando adecuadamente y por eso le huyo a la
oscuridad. Me imagino que la secta “konkokyo” tiene algo que ver con Kokoriko,
si es así, seré un fiel fiel. Y por último está la secta de la “Mano Negra”. A
esta religión no me le mido, primero porque yo con los paracos nada que ver, y
segundo porque yo sí soy un demócrata a carta cabal.
En fin, en este
mundo, como dice sabiamente el poeta guatemanteco Ricardo Arjona “hay más
religiones que niños felices”. Se encuentra uno de todo, como en botica. Y ante
tanta oferta la verdad no sé en cuál secta inscribirme. Cuando me decida les
informaré. Mientras tanto seguiré siendo un pecador más; es decir, un ser
humano común y silvestre.
Que el Señor los
acompañe. Que la Virgen lo siga siendo, y que se los coma el marrano. Amén. ¡Arrepentíos, manada de iguazos¡







